Me voy a referir en esta entrada, fundamentalmente, al daño infligido a otros de forma intencionada, es decir, siendo consciente de que su conducta está produciendo un daño a otros, o con la intención de que sus actos produzcan daño a otros, no del daño producido sin intención o por accidente.
Probablemente te sorprenderá saber que los expertos cifran en un 5% de la población la cantidad de psicópatas que hay. Cuando has leído psicópata seguramente habrás recordado imágenes de alguna película donde un psicópata era el asesino. Pero los psicópatas no sólo asesinan.
El concepto actual de psicópata es: una persona sin conciencia, y, lo que es más importante, este hecho está oculto a simple vista bajo una máscara de normalidad que suele ser tan convincente que incluso algunos expertos reconocen haber sido engañados.
Robert D. Hare expone al psicópata como “un depredador dentro de su misma especie que usa el carisma, la manipulación, la intimidación y la violencia para controlar a los demás y satisfacer sus egoístas necesidades propias. Faltos de conciencia y de sentimientos hacia los demás, cogen con total sangre fría lo que quieren y hacen lo que les place, violando las convenciones y normas sociales sin el más mínimo sentido de culpa o arrepentimiento”. Los estudios al respecto muestran que los psicópatas suelen perseguir conseguir altos cargos en el mundo político y empresarial que les proporcionen poder y dinero.
La mayoría son hombres (uno de cada diez), pero también hay mujeres (una de cada cien). Y las palabras con las que los suelen definir quienes les conocen son: agradable, encantador, tiene éxito con las mujeres, inteligente, inspira confianza,…
Son manipuladores e incapaces de sentir amor y las emociones que expresa son producto de la observación e imitación de la de otras personas.
En el libro “Snakes in Suits” (Serpientes con traje) de Robert Hare & Paul Babiak, exponen que en el mundo real, los psicópatas quieren fama, poder, dinero o un coche bonito, por lo que es más fácil encontrarlos en el mundo corporativo de las grandes empresas. Además por las características propias del mundo empresarial, donde en la mayoría de las empresas todo vale con tal de subir, se sienten en su salsa, su medio ambiente más propicio para conseguir sus objetivos sin apenas impedimentos.
Estas personas existen, y el hecho de no querer reconocer que son nuestro jefe, nuestro vecino, o algún familiar, no va a hacer que cambien de forma de ser. Esto es un hecho que he visto que provoca muchísimo dolor en personas, que en vez de asumir que es un psicópata, siguen intentando que cambien, mientras sufren un gran desgaste. Esta reacción es también, en parte, producto de cierta corriente que los políticos y algunas otras personas, nos han estado intentando transmitir, de que todo el mundo es bueno, y sólo hay que dialogar, ¿pero qué clase de diálogo cabe con un Hitler? ¿Acaso hay que decirle “mira, es que matar personas está mal”?
La única defensa, como dice el psiquiatra argentino, Juan Antonio Tapia, con este tipo de personas, es mantenerte lo más alejado posible de ellas e intentar evitar el contacto, no es más que una cuestión de supervivencia. Es necesario aislarlos y desenmascararlos, para que no puedan hacer más daño. Por eso el “no es asunto mío” no vale, porque nada te garantiza que se canse de torturar a tu compañero y se vuelva hacia ti. Además hay que reparar el daño emocional causado, a veces devastador, ya que al ser los reyes de la manipulación retuercen los hechos y la verdad para que parezca lo que ellos quieren que parezca.
Los psicópatas sienten un placer especial al hacer daño a otros, y engañar y no cumplir con sus compromisos es su forma normal de actuar. Y aunque con el tiempo se acaban descubriendo que su escalada laboral es fruto de la violación de los derechos de los demás y de mentiras, por el camino dejan muchos cadáveres en el armario. Sus palabras no cuadran con sus acciones ni con lo que hay dentro de ellos. Y se sabe que hay tantos psicópatas en los Consejos de Administración de las Empresas como en la cárcel.
Al carecer de sentimientos son unas máquinas especialmente eficientes, como ordenadores o computadoras. Son humanos, pero no tienen alma.
Sí, todos nos hemos encontrado alguna vez a personas así, y lo seguiremos haciendo. Pero no olvides que si ellos son un 5% de la población existe un 95% que no lo es, así que tienes mucho de donde elegir. Elije bien: Sólo gente con Alma
Fuente: http://enpsychopedia.org/index.php/Psychopathy#Prevalence_of_Psychopathy