Todos, en algún momento de nuestra vida nos enfrentamos con situaciones, o momentos, en los que no sabemos qué hacer, cómo reaccionar, suelen ser momentos en los que no queremos ni siquiera reaccionar o reaccionamos sin poder controlar la reacción.
Nos sentimos demasiado cansados, poco esperanzados, demasiado pendientes de los pensamientos negativos que bombardean nuestra cabeza y que sabotean cualquier pensamiento positivo que aparezca, o cualquier idea con la que podamos salir de ese estado.
Sentimos ansiedad.
Esa es la razón de escribir esta entrada, donde te voy a dar 5 claves que puedes utilizar para cualquier situación que te sientas incómodo, y que no sustituyen a ayuda especializada.
Cambiar nuestros pensamientos, los que nos mantienen anclados en donde nos encontramos ahora, no es fácil, pero es posible.
Si sigues pensando y haciendo lo mismo, obtendrás los mismos resultados, si son buenos ya sabes qué es lo que puedes seguir haciendo, si no deberías cambiar de plan o estrategia, si lo que realmente quieres es cambiar las cosas.
Puede que aunque intentes cambiar la estrategia, el plan, y todo lo que puedes cambiar, aún así no se produzcan cambios, pero si no lo sigues intentando incluso cuando tengas ganas de rendirte y no puedas más, seguirás obteniendo lo mismo.
1. Cambiar tus pensamientos. No se trata de “pensar en positivo” ya que esto es más fácil decirlo que hacerlo, la mayoría, cuando tenemos un problema y sentimos ansiedad o estrés, pensamos en el problema una y otra vez, y por mucho que “queramos” y pongamos nuestro empeño en pensar en positivo no conseguimos hacerlo.
La razón es que las emociones negativas son tan intensas que no nos “dejan” pensar en positivo, pero el soltar la emoción negativa te ayuda a empezar a pensar en positivo, pero de manera realista sin engañarte ante una situación difícil o dolorosa.
2. Define tu objetivo. Con frecuencia pensamos o sabemos qué es lo que queremos hacer, pero como el cómo se nos antoja muy difícil, como no vemos cuáles son los pasos a seguir para encaminarnos hacia el objetivo, sentimos estrés y desistimos, nos rendimos.
Como alternativa, podemos pensar en estar atentos al cómo, simplemente estando prestando atención a lo que nos rodea, como si fuéramos un artista en busca de ideas para su trabajo, nosotros vamos a buscar, esa es la meta, no encontrar, porque si la meta es encontrar y no encontramos nos sentiremos frustrados de nuevo.
Es importante también que escribas tus objetivos, eso ayuda a que los concretes aún más, o a que mientras lo escribes se te ocurran ideas que puedas poner en práctica para lograr su consecución.
3. Rodéate de cosas y personas que apoyen tus objetivos. Este es un punto vital. Hay personas que de manera natural “permiten” que tus ideas fluyan, haciendo incluso que tengas más ideas, apoyando las que tienes, o señalándote alternativas.
Ya que estamos embarcados en un proyecto, sea de lo que sea,aunque se llame superar el estrés, todo lo que aporte o apoye el buen fin del mismo es bienvenido y debe ser preferido, sin reservas a lo que lo obstaculice, no lo haga avanzar o incremente tus niveles de estrés y ansiedad.
4. Problemas y obstáculos. Se trata de buscar las soluciones, las alternativas que hay a cualquier problema, no en centrarnos en el problema.
Una buena forma de hacerlo es dedicar un tiempo cada día para hacer un balance, datos puros, es decir, cuál es el problema o situación, cómo podemos aproximarnos a él, alternativas, valoración de alternativas y toma de decisiones. Y si no hay solución al problema, intentar tomártelo lo mejor que puedas, porque a veces no hay nada que hacer y rendirse (para poder descansar) es la mejor opción. Por ejemplo si un familiar tiene una enfermedad grave y no hay tratamiento, podemos seguir buscando información de cosas y tratamientos que le puedan ayudar, pero si probado todo no hay nada que hacer, rendirnos nos ayudará a apoyar a la persona que tiene la enfermedad y a no gastar energías de forma inútil.
Si la decisión tomada no nos convence podemos seguir haciendo este ejercicio hasta que encontremos una solución que nos satisfaga, o bien para encontrar una solución mejor.
5. ¿A qué esperas? Si no empiezas nunca vas a hacerlo. Para empezar a caminar hay que dar el primer paso.
Puede que te equivoques, pues aprendes y rectificas, puede que lo hagas bien, pues aprendes de ello también.
Pero en cualquier caso, si sigues teniendo en tu mente qué hacer y no lo haces estás perdiendo un valioso tiempo, que nunca va a volver.
6. Persiste. Nadie nació sabiendo andar, y lo primero que hay que hacer es dar un paso, y caerse, para aprender, recuérdalo.