“Un caballo cruzó calle abajo
al galope.
Parecía que su jinete tenía
prisa por llegar a un sitio importante.
Un hombre que está de pie en la
calle lo ve pasar y le grita "¿A dónde vas?"
y el jinete le contesta:
"No lo sé. Pregúntale al
caballo"”
¿QUIÉN ES EL JEFE?
Tomas decisiones todos los días. Varias veces al día. Varias veces
por hora. Decides qué hacer. Decides cómo vestirte. Decides qué opinar.
Decides…
Y por supuesto le demuestras a los demás que eres independiente, que tus
decisiones las tomas tú. Que tú eres el jefe.
¿Y si no fuera así?
De hecho, no es así, y en realidad, si crees eso te estás engañando a ti mismo.
Lo cierto es que es tu cerebro el
que manda, y podemos decir que tu cerebro es el hardware, y el software es
tu subconsciente. Ese creado con experiencias pasadas, positivas, pero sobre
todo negativas. Ese al que no tienes acceso de forma voluntaria, y que no te
deja borrar los archivos desfasados.
Es como si tuvieras un virus y el
antivirus no se pudiera poner en funcionamiento.
La buena noticia es que lo hace con
la función de ayudarte. Aprendemos de las experiencias pasadas, de los
diferentes embrollos en los que nos hemos metido, de los problemas a los que
nos hemos enfrentado, es decir, de nuestras vivencias.
La mala noticia es que al
subconsciente no le gustan los cambios.
Le da exactamente igual que leas en internet que algo es bueno para ti y por
eso debes hacerlo más. Por eso no solemos hacer tanto ejercicio como nos
gustaría, no solemos leer tanto como querríamos y nos dejamos llevar por el
estrés de forma a veces irremediable, aunque queramos parar.
LA FALACIA DEL LIBRE ALBEDRÍO
Y nos hemos creído durante mucho tiempo que tenemos libre albedrío. Que elegimos.
Pero la Neurociencia ha demostrado que no es así.
De hecho hace un tiempo que sabemos que antes de tomar una decisión el cerebro la ha tomado por nosotros.
No lo percibimos porque el tiempo que tarda la decisión en llegar a nuestro
consciente (donde creemos que hemos tomado la decisión) es infinitesimal. Menos
de un segundo. Pero se ha visto en resonancias magnéticas el lapso de
diferencia.
Para cuando “decidimos” resulta que nuestro cerebro lo ha hecho por
nosotros y el muy ladino nos ha hecho creer
que lo acabamos de decidir.
QUIÉN DECIDE REALMENTE
Pero profundizando un poco más en este tema, un experimento de hace ya 20
años por los psicólogos Dan Wegner y Thalia Wheatley publicado en la revista American
Psychology
ya presentaba
una propuesta revolucionaria: que querer
realizar una acción en realidad no es más que una deducción de posterior a la
acción de que nuestros pensamientos la han realizado.
Es decir, una ilusión de haber sido
nosotros los que decidimos y llevamos a cabo la acción, y la ilusión
aparece después de que la acción ha tenido lugar.
Pero, la sensación que tenemos no
tuvo nada que ver con la acción en realidad.
El problema de esta propuesta es que no
se sabía cuál podía ser el mecanismo por el cual nos engañamos a nosotros
mismos y nos creemos que hemos decidido nosotros.
En un experimento en el que a los participantes se les mostraban cinco círculos blancos en
distintos lugares de la pantalla de un ordenador, se les pidió que eligieran un
de los círculos antes de uno de ellos se volviera rojo.
Si percibían que el círculo se
volvía rojo en tan poco tiempo que no podían completar la tarea de elegir uno podían
indicar que les había faltado tiempo. Si no, debían decir si habían elegido el
círculo que se volvió rojo u otro distinto.
Quienes realizaban el estudio elegían el círculo rojo de una manera
totalmente aleatoria, así que en
realidad cada participante debería acertar una de cada cinco veces.
¿Cuál crees que fue el resultado del experimento?
Probablemente has acertado, o al menos eso crees tú, (jajaja).
La realidad es que no se ajustaron a
los resultados que debían obtener por estadística, y dijeron que habían
acertado más de un 30% de las veces cuando debía haber sido un 20% (una de
cinco, ¿recuerdas?) cuando el círculo se volvió rojo muy rápidamente.
Este estudio, recién publicado en la revista Psychological Science demostró que los
participantes cambiaron el orden de los eventos, de forma que en su mente
se creó la ilusión de que habían tomado la decisión antes de que el punto se
volviera rojo.
En realidad, su percepción estaba
sesgada.
Sin embargo, cuando el tiempo que tuvieron para elegir fue mayor, la
elección que dijeron haber tomado bajó al 20% de aciertos (es decir, uno de
cada cinco) es decir, lo esperado.
O sea, que cuando tenían más tiempo
el subconsciente no puedo hacerse cargo y engañar al consciente antes de que
éste tomara una decisión. Este resultado prueba que los participantes en el
experimento no estaban intentando engañar a los organizadores, sino que era una
respuesta sincera.
¿Y que efectos prácticos tiene eso
para ti y para mí? Pues que en realidad nuestro
cerebro “reescribe la historia” digamos que hace una versión más “apañada”
de la realidad para mantenernos contentos.
Por eso muchas veces cuando nos preguntan
por qué hemos tomado una decisión no lo sabemos, y no podemos explicarla.
Porque a veces no la tomas tú, la toma tú subconsciente con información de la
que tú no eres consciente.
Igual pasa con las fobias.
Tú puedes sabes que volar en avión
es lo más seguro que hay, y tener todas las estadísticas y datos existentes que
soporten la afirmación de que es seguro. Pero si tienes fobia a volar va a dar
igual, en cuanto te subas a un avión te darán sudores fríos, se acelerará tu
corazón, …
Tu subconsciente ha tomado la
decisión de que volar no es seguro para ti, y tus estadísticas y tus datos no le importan lo más
mínimo.
En lugar de hacer una predicción
haces una “postdicción”.
En mi opinión no es un defecto, sino un perfeccionamiento de nuestro sistema de toma de decisiones en momentos
en los que nuestro consciente es incapaz de tomar decisiones por falta de
tiempo y se requiere una decisión.
Pero lo que hay que tener en cuenta es que esas decisiones que no decidimos
entran a formar parte también de nuestro
subconsciente.
A efectos prácticos hay que ver si
las decisiones realmente importantes para ti son tan importantes para ti como
crees. Esto es algo que pasa a menudo, muchas personas son incapaces de dar
una explicación a por qué hacen lo que hacen y creen que han tomado la decisión
cuando en realidad es el caballo el que decide a dónde van, no el jinete.
Ten también en cuenta que esta técnica se utiliza para manipular
a la gente por parte, por ejemplo, de los políticos (algunos).
Por eso, como decía Sócrates con razón “Una
vida no examinada no vale la pena vivirla”, porque ¿y si no estás viviendo
la vida que quieres de verdad? Es la razón por la que el ROI del coaching es
tan alto.
Porque si las decisiones no las has tomado de manera consciente y se basan
en suposiciones de tu subconsciente a lo mejor deberías replanteártelas y
buscar la forma de tener las que realmente casen con tus valores,
tus aspiraciones y tus objetivos.
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