viernes, 2 de septiembre de 2011

¿CRISIS?



Las crisis no son tan malas como parece. Por supuesto lo son para quien las padece, pero visto con perspectiva son momentos de cambio, y por tanto de esperanza, en los que cambian las formas de hacer negocios, de vender, de vivir en definitiva. Y donde surgen más oportunidades que nunca, ¿sabes cuánta gente se hizo millonaria durante la gran depresión? ¿Crees que se hubieran hecho millonarios si se hubieran dejado contagiar por la ola de desánimo y desesperación que les rodeaba?

Es un buen momento para reflexionar, para pararse y ver qué es lo que se mueve y qué es lo que no. Qué es lo que funcionaba antes y ahora ya no. 

Quienes aprovechen estos momentos para introducir cambios, adaptarse a los gustos y necesidades de los clientes,  y hagan del cliente y de su satisfacción  su prioridad, verán los resultados más tarde o más temprano.

Es simplemente una cuestión de energía ( que te recuerdo que ni se crea ni se destruye, sólo se transforma), si lo que haces lo haces desde la positividad, desde las ganas sinceras de que la otra persona (cliente, compañero, etc.) y todas las que participen se beneficien, la energía que se mueve será distinta que si lo haces desde la desgana o la inercia, y por tanto los resultados serán distintos, y sobre todo tú mismo te sentirás de otra forma.

Vemos por ejemplo que la ética es más y más importante para todos, a nadie le gusta ver que hay una empresa que gana millones de euros al año, y que a pesar de los beneficios despide trabajadores, si encima estamos en tiempos de crisis, y las posibilidades de esos trabajadores de encontrar trabajo son más bajas, y si además las condiciones laborales de los empleados no son buenas, la marca, o la imagen de la empresa lo acabarán pagando, y a continuación sus beneficios.

Las empresas a quienes no les importan las personas, ni la ética están empezando, y sólo es el principio, a ver los nefastos resultados que esas políticas producen en sus ventas. Recuerda si no el escándalo de Nike cuando tenía a menores trabajando en sus fábricas en condiciones infrahumanas. Sus ventas se vieron seriamente afectadas por lo que cambió su política de fabricación y las condiciones de todos sus contratistas.

Vemos como los beneficios de las mayores empresas, que han sido las empresas de referencia hasta hace poco a la hora de invertir, bajan, y en vez de adaptarse a la creciente corriente del cambio se mantienen en estructuras rígidas, inmóviles, caducas y no evolucionan, cuando lo único que tienen que hacer es abrir los ojos y ver qué es lo que funciona; mejor aún a veces son sus propios empleados quienes tienen la llave para mejorar los resultados y la imagen de la empresa porque la conocen desde dentro y saben qué es lo que podía funcionar, pero no se les tiene en cuenta. Por lo que seguirán pagando un precio hasta que acaben desapareciendo.

Y mientras algunos empresarios, no todos, sigan viendo a sus empleados en vez de cómo un activo, como un auténtico y valioso recurso, como un lastre, y el departamento de Recursos Humanos de la empresa sea parte de la maquinaria que anquilosa, que aplasta cualquier posibilidad de creatividad o crecimiento de la empresa, esas empresas están abocadas, más tarde o más temprano al fracaso, y a la quiebra. Mientras, otras, incluso en tiempos de crisis, mantienen e incrementan sus beneficios de manera sorprendente, y aprovechan esos momentos para introducir cambios que puedan mejorar cualquier proceso, cualquier actividad de la empresa.

Una de las cosas que más me sorprende cuando voy a Estados Unidos es cómo se mima al cliente allí. Por supuesto que hay sitios en los que no, y lo acaban pagando. Pero incluso en una tienda de camisetas, cuando entras, la persona que está allí trabajando deja de colocar lo que esté colocando, de hacer lo que está haciendo, te dirige una sonrisa  y te da los buenos días, preguntándote a veces qué tal día estás teniendo, y si te puede ayudar, y añade que está ahí, para ayudarte si necesitas algo. Cuando pides una talla, o un color, enseguida te muestran lo que quieres y además te dan opciones, porque si te llevas en vez de una camiseta (o lo que sea) dos, mejor para el negocio.

Por eso te invito a que abras los ojos, y tanto si estás desempleado como empleado, o tanto si tienes una empresa o la vas a tener, fíjate en las oportunidades que hay, ¡y hay muchas!. Fíjate cómo tratarías tú a un cliente en cualquier sitio, qué harías diferente, qué valor añadido podrías ofrecer, qué puedes hacer para diferenciarte de la competencia, para que tus clientes prefieran tus productos y tu forma de hacer negocios, que las de otros.

A veces es tan fácil como prestar atención, adelantarse a las necesidades de los clientes, pensar como un cliente, ¿qué preferimos un sitio donde nos atienden de manera rápida y eficiente o un sitio donde tenemos que esperar?

Si no habías pensado en la posibilidad de tener una empresa, empieza a hacerlo, es la mejor forma de crear riqueza en un país, y de que tú a la vez seas partícipe de esa riqueza. Sólo mantente atento, y contempla las posibilidades que hay. Puede que ahora no, pero ¿y si de repente vieras una excelente oportunidad? Si te mantienes atento, tendrás cien veces más posibilidades, porque verás las que antes te pasaban desapercibidas.

Pon tú también tu grano de arena en esta crisis, y consume en establecimientos que creen empleo, que gasten y consuman localmente, además de globalmente, con lo que la economía de la zona, y del país se vea beneficiada. No te digo que descuides el precio y tu economía, pero a veces no hay prácticamente diferencia de precio, y podemos hacer mucho con nuestro dinero, más de lo que parece prefiriendo empresas en las que se trate bien a los empleados, con buenos productos, y en los que también haya productos de comercio justo provenientes de países en vías de desarrollo para que también algo de nuestro bienestar llegue allí.
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